Una publicación para describir e informar

jueves, 13 de diciembre de 2012

¿¡Ruido!?.Qué roña.




Cuántas  veces me hago la misma pregunta: ¿Podrá una persona que trabaje fuera de  casa leer y dormir  un rato en algún momento del día en un edificio multifamiliar?
Hago una salvedad: No le cojan miedo a los edificios por lo que voy a exponer, porque otros compañeros de trabajo que no viven precisamente en estas viviendas, también les sucede parecido.
Lunes: Música alta en el apartamento del tercer piso. La del segundo, machaca algo en la cocina. EL vendedor de pan lo pregona a toda voz, las tres veces al día en que hacen el alimento...
Martes: Al vecino del segundo piso se le rompió el bastidor de la cama y tiene que arreglarlo clavándole bien las tablas. En el parqueo del frente no cesa la entrada y salida de  carros y motos que no tienen silenciador en los tubos de escape...
Miércoles: Los vecinos de al lado se mudaron hace poco y cualquier día de la semana lo dedican a “poner al día” la casa: Corren escaparates y camas de aquí para allá, eufóricos buscan posibles soluciones al diseño del nuevo inmueble, y como la mayoría del núcleo son hombres, hablan tan enérgicos, que  parece que están dentro de mi casa...
Jueves: Es el cumpleaños de cualquier miembro de la familia de los del cuarto piso y la música tiene que empezar  temprano. Un equivocado toca a la puerta, preguntando por el botánico que vive en el otro paso de escaleras...
Viernes: Los vecinos del fondo no tienen forma para arreglar sus problemas de convivencia y el cuento de nunca acabar  parece que comienza por largo rato. El niño mediano de la casa pide algo a cada rato y hay que buscárselo en cuanto antes.

Sábado: El mejor día para lavar en casi todas las casas, sentirse alegres con la música y aprovechar para mover cualquier cosa en el hogar. El pastor alemán de la casa del fondo está en su pleno fogueo onomatopéyico...
Domingo: Se martilla, rompe paredes, los muchachos corretean  y gritan al pie de la ventana del cuarto…
En fin. No existe respuesta para esto.
Ah, algo que faltó: En la casa vive un niño de dos años en edad de perretas y tenemos teléfono.