Una publicación para describir e informar

martes, 12 de marzo de 2019

No soy de estos tiempos


Visitar la consulta de una de las amigas que surgió por el ejercicio de la profesión, fue muy aleccionador. Observar otras pacientes que retribuían a la doctora algunos obsequios, me hizo pensar que no soy más que una mujer “a la antigua”, -para ser conservadora conmigo misma.
Estoy entre las que nacieron en las primeras décadas después del triunfo de la revolución; es decir, aquellas que lucieron ropas hechas en las máquinas de coser de las madres, las tías o las abuelas, soy de las que no tenían apenas equipos electrodomésticos para usar; sin embargo, se forjaban amistades sobre la base de la empatía y el amor.
Eso alcanzaba. Bastaba quererse  a través de un encuentro fortuito, una invitación formal con la familia o simplemente no verse casi nunca y la relación amistosa permanecía en el tiempo.
Mira cuán lejos estoy de ser una mujer de ahora. En la consulta me di cuenta que estoy encallada en un pretérito inofensivo. Me sentí culpable por no hacer lo que hacen las demás, por no estar a la par de las agradecidas, por ser la más inútil de las pacientes.
Luego, dejé un poco de reprocharme, cuando escuché a la doctora decirle a una de las que le obsequiaba, que no tenía que regalarle nada, porque eran amigas. Me vino el alma al cuerpo. Olvidaba que la especialista y yo somos coetáneas.
Aun así, hoy el estilo que vale es otro, y de esa verdad no puede escapar nadie. A fin de cuenta, un regalo siempre halaga y hasta hace falta, en dependencia de lo que ofrezcan. Bien que lo merece la amiga, por ser una profesional capaz y entregada a su quehacer.
Me fui de la consulta con el propósito de ser una mujer de estos tiempos. Y aunque sé que ella es de las mías, pienso quitarme pronto el cartelito de desagradecida, por si le diera una lectura diferente a mi corazón… es radióloga.