Una publicación para describir e informar

viernes, 24 de mayo de 2013

La familia, número uno.




La problemática de género como fenómeno que los estudiosos se empeñan en decodificar, hoy resulta un escollo a vencer. La familia, como célula elemental en el progreso de la sociedad, debe jugar el primer rol en ese objetivo.
En el hogar es donde primero se le dice a los hijos, ya sea con acciones, o verbalmente, cómo deben dirigirse, y hasta qué decir en momentos determinados. Si los conceptos de papá y mamá son torcidos o poco sustanciosos, así será la enseñanza que se les traslade a los descendientes.
Por ello, la acción de los medios de comunicación en el interés de encaminar correctamente los patrones de conducta adecuados, resulta una posibilidad más al alcance de la familia. Los distintos géneros periodísticos pudieran ser efectivos, según se usen, en el provecho de transmitir enseñanzas ilustrativas o correctivas que permitan solventar inconvenientes de género.
Cada país, según su idiosincrasia, tiene trazados esquemas de conducta a seguir. Sin embargo, hay códigos comunes para cualquier nación destinados a hombres y mujeres, para niños y niñas. El que exista, no significa que se violen las necesidades de cada individuo, no solamente en el tema  de la inclinación sexual, sino en todos sus derechos.
En Cuba resulta significativa  la ganancia que muestran los centros de enseñanza pre escolar en la necesidad de equilibrar las actitudes de los pequeños a la hora del juego. El Intercambio de juguetes “para niños” con los “de las niñas” alcanza buenos resultados.
Pero cuando algunos padres llegan a casa y ven a los pequeños hacer uso de “juguetes equivocados”, el niño o la niña recibe una información que lo hace dudar y confundir. Ahí es donde un ente neutro como los medios de comunicación pudiera tener su protagonismo.
Series televisivas como La cara oculta de la luna, ilustró muy bien el problema de género en cuanto a la sexualidad; el espacio Cuando una mujer ampara semanalmente el rol de las féminas en la sociedad cubana, y El elefante y la hormiga defiende el espacio para niñas y niños en su interacción a través del deporte, la recreación y el conocimiento.
No son casuales estos espacios, pero pudieran producirse más, en aras de contribuir a la ayuda de solucionar  muchos inconvenientes de género que hoy persisten, independientemente del esfuerzo que realizan organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), los propios medios de comunicación masiva y otras instituciones.
Se trata de inculcar el  respeto a la identidad de cada sujeto, en defensa de sus derechos como persona, independientemente de las creencias e inclinaciones. Buscar la diversidad, la comprensión y el respeto por las decisiones ajenas. Y en eso, la familia no debe jugar un papel pasivo, sino creador y participativo.
La utilización correcta de los distintos géneros periodísticos para destacar el papel de la mujer, en labores poco común como la de ser carpintera, cochera, o albañil, por solo citar algunos ejemplos, sería bastante convincente para el intento de lograr la igualdad de género que tanto se aspira alcanzar en Cuba.
 O algo tan sencillo como mostrar a un papá como acompañante del hijo en un hospital, pudiera ser un buen modelo a imitar por millones de padres en la Isla. Ahí es cuando entra a desempeñar el papel orientador cualquier medio de divulgación que intente plantear el tema.
Sin embargo, más que un reportaje, una entrevista o un artículo realizado con ese fin, la guía correcta de la familia va a resultar siempre  lo primero y más valioso.