La tunera
Nidia Niuris González Sosa se alista para sus labores diarias cuando apenas el
sol aparece por el horizonte. Es una de las mujeres que no le teme al trabajo.
La necesidad
de atender de cerca a su esposo, convaleciente de una enfermedad lumbar, y de
encaminar a su hija más pequeña hacia la escuela, hizo que dejara de cumplir
con un horario rígido de oficina y pasara a ser trabajadora por cuenta propia.
Lo hace
conduciendo un coche que transporta pan desde el combinado alimentario de Buena
Vista, en la misma ciudad tunera, hacia varias bodegas de zonas periféricas.
Luego cuando termina la faena, atiende un pedazo de tierra cultivable y rápidamente
se dedica a las labores hogareñas.
Pero su entusiasmo
por el mundo equino le viene desde niña, cuando con solo diez años ya cabalgaba
la zona por donde vivía. Sólo después de adulta se dedicó a la pasión que tenía
escondida: “No le tengo miedo a manejar
el coche, la gente dice que porque soy mujer no debo hacer ese trabajo,
pero es que a mí me gusta y domino bien el caballo…Lo que hay que ponerle amor a cada labor que tú
hagas, si no, no salen las cosas”.
De esa
manera tan natural se expresa la mujer de 42 años, esposa y madre de dos hijas, abuela de un nieto y que para
ella no hay labor difícil de realizar. Una tunera, cubana, de las tantas que
han roto esquemas y que constituyen hoy ejemplos de igualdad de género en
nuestro país.