Como bien él
dice, nació para el deporte. Su primera disciplina, la natación, la comenzó a principios de la década pasada con excelentes resultados+, pero un accidente de tránsito dejó inactiva una de sus piernas por un tiempo, que lo sacó
de esa especialidad para siempre.
Sin embargo,
por recomendaciones cercanas, Oscar Agüero
Muñoz fue a finales del 2012 a ver a Rolando Rivero, quien se ha
convertido hoy en no solo su entrenador, sino además, en amigo y hermano. Ambos
se les pueden ver todos los días en las pistas de atletismo de Las Tunas, donde
el “profesor” guía a su discípulo en la práctica del disco y la bala.
“Un día
llegué a la pista a ver a Rolando para que fuera mi entrenador y no lo dudó.
Esa misma mañana me llevó de la mano para el terreno y comenzamos una lección
que ya lleva hoy tres años. Con él he alcanzado éxitos importantes como balista
y tirador de disco. Recientemente acabo de participar en el Gran Prix de Brasil
y allí alcancé segundo y tercer lugares, -dijo Agüero Muñoz, recordando sus
inicios en el campo.
“Esos
puestos me dieron el boleto para participar en los para panamericanos de
Toronto en el próximo mes de agosto, donde pienso tener buenos resultados, que
me permitan llegar a las Olimpiadas de Río en el 2016”, -agregó el destacado
atleta.
Rolando
Rivero dice que no solo ha logrado buena comunicación con su atleta, en lo
personal, también mantienen magníficas relaciones, porque sabe que el reto, lo
merece: “El hecho de que Oscar sea invidente, posee más méritos, pues tiene que
sacar doble esfuerzo para el entrenamiento y mucha voluntad, lo que es digno de
elogiar”.