La mujer
cubana puede desempeñar cualquier cargo u oficio que se proponga. En la
provincia once de la Isla de Cuba, Las Tunas,
muchas féminas realizan tareas poco comunes. Tal es el caso de María
Mercedes Peña Peña, quien se desempeña por casi treinta años como técnica en
radio mecánica.
En un taller
de enseres menores, ubicado en el mismo centro de la ciudad capital de la
provincia, presta servicio en un colectivo integrado por 16 trabajadores, pero
solo dos mujeres más realizan la misma labor.
En su mesa
de trabajo se dejan ver alicates, destornilladores, cinceles, y otras
herramientas que le permiten enmendar cualquier fallo en un radio, grabadora,
olla eléctrica, o cualquier aparato electrodoméstico menor. Con destreza y
profesionalidad deja su talento como huella en cada equipo restaurado.
Esta tarea
nada la ha alejado de su femineidad, todo lo contrario: “Por lo que realizo en mi
mismo trabajo no me crecen mucho las uñas, pero trato de mantenerlas bien
limpias cuando termino de reparar algo, me las arreglo, el pelo también; en
fin, busco mostrar mis rasgos tales como son.
“Lo que
realizo lo veo como un oficio, que cualquier mujer pudiera hacer, por qué los
hombres pueden y nosotras no. No, sí lo podemos llevar adelante”. De esa manera se expresa Mercy, como también
la llaman en el plano amistoso y familiar, la mujer que arregla radios y ollas
y cambia lámparas y tomacorrientes en su casa.
La tunera
que tiene un hijo licenciado en psicología, un hogar que lidera y un compromiso
para desempeñar todos los días con el pueblo: “Mi mayor satisfacción es que me
saluden por la calle y me digan, ¡Mercy, qué bueno quedó el equipo! Entonces yo
le digo: ¡Qué bien, cuídelo!” –Y una sonrisa cómplice escapa de su boca.
Como
Mercedes, en Las Tunas se pueden apreciar féminas cocheras, albañiles,
camioneras, operadoras de grúas, o carpinteras ebanistas, por solo citar
algunos de los oficios poco habituales
para ellas; sin embargo, no por ser mujeres dejan de ejecutarlos con
calidad, eficiencia y gracia.