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miércoles, 23 de noviembre de 2016

El octogenario Delegado de Las Tunas




Por cuatro décadas, Berando Rodríguez Ferray continúa intercambiando con el pueblo. Con ochenta y un años de edad sigue activo en la labor de los Órganos Locales del Poder Popular en la provincia de Las Tunas.
Aunque anteriormente tuvo funciones en varias organizaciones políticas y de masas del territorio, la comunidad donde vive ha sido transformada con el esfuerzo de su perseverancia y dedicación.
En su mandato han salido adelante tareas de choque como la construcción de un mercado, el Memorial “Mártires de Barbados”, y la mejoría del tendido eléctrico en gran parte de la circunscripción 126 de la ciudad capital, donde funge como delegado desde hace cuarenta años.
Son solo algunos de los logros. A él se le debe la gestión del local para un consultorio del médico y la enfermera de la familia, el punto de entrega de chequeras a ancianos de su zona y otras aledañas y la mejoría de viviendas de muchos vecinos.
Aunque la labor de delegado le absorbe gran parte de su vida, también se dedica en tiempo libre a realizar labores en un taller de soldadura, pues su formación como ingeniero mecánico le permite ir más allá de la innovación.

Una hamaca hecha por él la usa para balancearse en las mañanas después de regar las plantas: “Aquí planeo el día, a veces son las cinco en la madrugada y me estoy meciendo en el columpio”, -confirma el octogenario delegado.
En la casa número diecinueve del Reparto Aguilera de la ciudad capital de la provincia tiene su refugio. En una máquina de escribir de hace dos siglos redacta sus informes y tiene a cuenta las inquietudes de sus electores. En ella copia las memorias de cada reunión y le sirve de confidente ante la soledad que en pocas ocasiones descubre.
Rodríguez Ferray acaba de recibir un Reconocimiento de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Las Tunas por la tarea desempeñada.

Ciruelito es mi vida


A la comunidad de Ciruelito en el municipio tunero de Jobabo se le suma hoy un reto y es el de marchar como nunca antes al lado de su delegado. Se trata de Yosvanys López Espinosa, un joven invidente de 34 años, licenciado en Comunicación Social, electo hace casi dos años como representante del gobierno en la base.
El desafío lo asumen las dos partes. Solo que el pueblo siente placer por colaborar con su nuevo delegado, en aras de resolver en conjunto los problemas comunitarios: “Yo pensé que no iba a quedar electo, porque en el mandato anterior también me habían propuesto pero quedó el otro candidato. Ahora tengo la responsabilidad de representar bien a mis electores y me esfuerzo por hacerlo”, -dijo con seguridad López Espinosa.
Delegado y electores han resuelto unidos dificultades de higienización, la permanencia del médico y enfermera en el Consultorio, y cometidas eléctricas fundamentalmente. Hoy quedan por solucionar el alumbrado público en una parte del asentamiento y algunas manifestaciones de indisciplinas sociales como beber en zonas públicas.
“Tuve un momento difícil casi al comenzar el mandato y fue dar respuesta al alumbrado en parte de la comunidad, pues la corriente eléctrica y el agua son dos aspectos de mucha importancia para los habitantes” –expresó el delegado tunero.
Ciruelito es un asentamiento poblacional a unos veinte kilómetros de la ciudad capital de la provincia de Las Tunas. Cuenta con 500 habitantes y el sustento económico proviene básicamente de la agricultura, fundamentalmente del maíz y legumbres.
“Mis estudios en escuelas para ciegos me han ayudado mucho en la independencia que tengo desde niño. La carrera de comunicador que cursé ha sido muy útil también para relacionarme con los demás y llevar adelante esta función de delegado, -esclarece el joven y agrega-: Ciruelito es mi vida, de aquí no pienso irme nunca”.