Una publicación para describir e informar

martes, 15 de enero de 2013

Canto a la voluntad




Allá en los cerros del municipio tunero de Manatí, en una casita de tablas bien dispuestas unas con otras, pintado de rosada  y rodeada de una exuberante floresta hacen vida de matrimonio Martha y Santiago.
Ella es una esposa colaboradora, complaciente y fiel. Él, un graduado como técnico en Veterinaria, pero ejerce cualquier oficio menos el del alcanzado con el título.
El tiempo para Santiago es más que un tesoro. Por saber realizar tantos oficios, el día a veces le parece corto:
“Después que tuve el accidente, en el cual el tren me dejó privado de las dos piernas me he tenido que crecer. Aunque soy de descendencia campesina, ahora más que nunca me aferro a la tierra. Atiendo a la estancia que produce plátano, yuca, naranja, y algunas hortalizas… tengo crianza de varias aves, cerdo y a todo le saco provecho para mi familia y un poco más”.
Así con tanta confianza en sí mismo habla Santiago Laguna, un miembro de la Asociación Cubana de Limitados Físicos y Motores (ACLIFIM) de Las Tunas, que ha tenido que darle otro rumbo a su vida después que se accidentó y quedó doblemente mutilado de las piernas.
“¿Qué voy a hacer? Tengo que seguir viviendo y ahora hago más cosas que antes. A todo me enfrento sin miedo. También atiendo unas colmenas y de ellas no sólo saco miel, de la cera fabrico velas y las vendo, tienen mucha salida”.
Su mitad la completa Martha, quien mira lo esencial. Lo que ven pocas personas en el corazón de Santiago:
“Estamos juntos desde 1996. Mi familia me criticó duramente por empezar mi relación con él, pero no me importó. Lo ayudo en lo que sea. Él lo hace todo pero siempre le alcanzo algún objeto que necesite, lo acompaño en las tareas. Esté como esté de salud lo sigo  porque sé que le hago falta. Todo lo compartimos entre los dos, pues vivimos solos”.
Martha confiesa que ella es los pies que le faltan a Santiago. Él asegura que solo Dios los separará. Ambos son un canto a la voluntad y la dignidad.