Una
nueva pareja rompe con la discreción habitual de Brisas Covarrubias. El sol y
el aire de la mañana incitan a los dos huéspedes a usar sus “llamadas” para
atraerse y mientras él inspecciona el terreno, ella escoge la mejor habitación
en lo alto de una siguaraya, justo al lado de una de las más de cien
habitaciones que tiene la instalación.
Son
dos pájaros carpinteros, especie de ave piciforme de la familia Picidae,
autóctona de los bosques tropicales y subtropicales de California y México; sin
embargo, tienen una distribución cosmopolita.
Tal
parece que de las 218 especies que existen, los dos picamaderos, han escogido
visitar una playa que invita hasta las aves a disfrutar de sus encantos
naturales.
¿De dónde vinieron? ¿Cuántos kilómetros recorrieron? ¿Procrearán? ¿Se quedarán
para siempre? Son interrogantes que ni los encantos del sitio podrán responder.
Mientras tanto, los humanos cuentan con un espectáculo adicional para disfrutar
y quién sabe si en la próxima temporada veraniega ya no sea solo una pareja.
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