No
me sugirió dejar en el anonimato sus apellidos. Pero se llama Julio. Un
jubilado de 82 años; robusto como un cedro, a pesar de su palidez; de acento
pausado... A las siete y un poco de la mañana, comienza abrir la memoria y contar
parte de una historia laboral, que aun la consideraba brillante, mientras esperábamos
avanzara la cola de la Farmacia, luego de saber que su interlocutora era una
periodista.
"Mil
seiscientos pesos cobro como jubilado del sector de la Construcción, de la
construcción -enfatiza- Si me pongo a decirte las obras en las que fui jefe, no
lo vas a creer: La Escuela Formadora de Maestros, la Empresa Metunas, parte de los Laminadores, el
organopónico gigante del poblado de Vázquez…
Así
y todo –recalcó- no me pesa haber trabajado en puestos peligrosos y rudos,
construir es hermoso... Después que ves la obra terminada te preguntas si fuiste
tú mismo... (Se sonríe con una mezcla de orgullo y frustración)
Aquí
estoy para comprar los medicamentos de mi esposa que padece de Alzheimer, la
dejé sola… Tengo dos hijos, pero tienen sus familias. Menos mal a una sobrina
que vive en Estados Unidos, que a cada rato nos manda algo, sino no pudiera. En
este mismo mes le compré “por la calle” una triamcinolona a mi mujer: dos mil pesos, figúrate tú… ¿de dónde?!"
Pero
Julio permanecía contando parte de su vida como si nada estuviera sucediendo en
el portal de la Farmacia de Buena Vista: los precios, la escasez de alimentos,
los infortunios para conseguir un especialista dermatólogo y valorara a su compañera…
Yo,
continuaba escuchándolo como si fuera la protagonista de una mañana densa,
tortuosa, inexplicable. Le pedí grabar parte de su audio en mi celular, para
tener constancia del testimonio, pero sugirió ser innecesario, porque todos, “el
que más y el que menos, estamos parecidos”.
Casi
roza el mediodía y el monólogo del constructor cada vez me resultaba, no por
cotidiano, estremecedor.
"Ahora,
con su permiso, voy a darle una vuelta a la vieja y tomar café; hacer una cola toda la noche no es nada fácil... Recuerde, por si acaso, que voy detrás de la señora
de la blusa verde"
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